Recupero desde hoy, con una pequeña edición, los textos brevÃsimos que publiqué en la revista Sportyou sobre fútbol y música, textos a los que cuesta acceder en la versión actual de esa revista y que encajan perfectamente con el espÃritu de este blog. Cultura y fútbol siempre.
Hace cincuenta años el fútbol era una cosa mejor. Por ejemplo, si la misión vital de tu padre era ahumarte a ti y al campo entero quemando un puro detrás de otro, un domingo tras otro, podÃa hacerlo sin que el presupuesto familiar arrancase a temblar como un flan por la jugada.
En aquel fútbol pretérito, las modelos seguÃan viviendo en la pasarela, en las fotos y no en la cama del bueno del equipo con el consiguiente desvelo del hincha cuando no acierta a embocar una porque lo que le pasa es lo que le pasa.
Los futbolistas de tu equipo solo conocÃan una tableta de chocolate, la del atracón furtivo en el descanso. Cuando asomabas la cabeza por el vomitorio y mirabas a los once que calentaban en el centro del campo tenÃa la sensación de que eran como tu. Cuerpos desiguales, rotundamente distantes del ideal de belleza griego que abunda hoy en dÃa, cuerpos fuertes como pueden estarlo los cuerpos de los mineros. Fútbol de paisanos, fútbol que despertaba una empatÃa ya inalcanzable para los cromos actuales. Más sencillo, accesible y menos grandilocuente, el fútbol fue una canción boba que Rita Pavone te susurraba al oÃdo. Quién lo pillara.
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